De más a menos fácil: apagar ordenadores y equipos de TV del todo, es decir, esos que dejan una lucecita roja de «stand-by», utilizar electrodomésticos con una buena etiqueta energética, utilizar iluminación en base a lámparas led, mejorar los aislamientos en muros exteriores, instalar protecciones solares en verano, sistemas de aerotermia, geotermia, paneles fotovoltaicos, colectores solares para el agua caliente sanitaria, calderas de biomasa, etc. etc. etc

Una asesoría energética analiza cómo se consume la energía y a qué precio se paga, detecta los puntos donde se derrocha la energía y propone pautas de consumo que se complementan a menudo con sistemas domóticos. Analiza las posibilidades de reducir los consumos que principalmente son por iluminación, calefacción o refrigeración y propone soluciones adaptadas a cada caso, como mejoras de aislamientos, sustitución de generadores de calor y frío, instalación de paneles fotovoltaicos, la instalación de puntos de recarga de vehículo eléctrico, etc. Esto al final se complementa ayudando al usuario a encontrar el mejor proveedor de electricidad y combustibles. Los ahorros son inmediatos y las inversiones se recuperan en muy poco tiempo. En muchas ciudades y comunidades autónomas hay subvenciones directas para fomentar medidas de ahorro energético. Consúltenos y le ayudaremos a conseguirlas.